Una mirada a la economía del cuidado. Hay que visibilizar el cuidado, valorizarlo y considerarlo un componente de la actividad económica.

La economía del cuidado es el tema principal del libro ‘Bases para un nuevo modelo de desarrollo con igualdad de género’, escrito por Cecilia López, economista especializada en demografía de la Universidad de Los Andes, además exsenadora y exministra de Colombia.

Para el estudio publicado, el cuidado es definido como el conjunto de actividades que lleva a cabo la mujer en su núcleo familiar y en el hogar mismo, y que pueden realizar terceros. Dentro de las tareas se incluye el cuidado a personas dependientes tales como personas enfermas, niños, personas mayores o con discapacidad.

En la publicación se parte de la premisa de que las principales cuidadoras son las mujeres y que su labor está altamente desvalorizada. Por lo tanto se trata de visibilizar el rol del cuidado y el valor económico que tiene esta tarea.

Desde hace cuatro años Cecilia López viene desarrollando esta investigación sobre el cuidado con el Centro internacional de pensamiento social y económico (Cisoe) y con el apoyo de ONU Mujeres Colombia.

“Era necesario ofrecer bases que ayudaran a comprender de qué se trata la economía del cuidado, una que hay que sacar del hogar y pasarla al estado y al mercado, eso significaría transferirla a la corriente económica”, aseguró López, quien agrega que uno de los caminos posibles para transferir el cuidado al mercado, es generar una remuneración por aquellas actividades que pueden llevar a cabo terceros, como la limpieza del hogar, y múltiples tareas asociadas al cuidado de niños, adultos y personas mayores.

De esta manera se genera una demanda al mercado, enfocada en la oferta de servicios que atiendan este tipo de necesidades, lo que además le permitiría a la mujer ser más productiva en su vida laboral, liberar tiempo para lograr una autonomía económica que se puede enfocar en la salud, la educación y el entretenimiento.

Esto además, señala López, no solo alivia la carga física, sino que generaría empleo y convertiría a las mujeres en personas más eficientes en su trabajo. Adicionalmente, explica que el sector privado debe dirigir la mirada a las industrias del cuidado, que ya son un hecho en países como Estados Unidos, donde las compañías se especializan en la simplificación y optimización de las tareas del hogar, logrando por ejemplo que una comida sea posible de preparar en 15 minutos y no en 50, lo que además hace flexibles los roles en el hogar.

La autora concluye que el libro deja sobre la superficie de la agenda pública una visión general y específica para pensar y actuar con miras a la economía del cuidado, hace un llamado al sector privado para que identifique las oportunidades que tiene el mercado y es una invitación para que las mujeres comprendan su actual contexto socioeconómico y tengan autonomía económica.

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