La educación permanente ayuda a tener una buena vejez, según estudios. Las universidades para personas mayores son una alternativa de envejecimiento activo y un espacio para generar redes sociales.
El envejecimiento activo fue definido por la Organización Mundial de la Salud como el «el proceso de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad, con el objetivo de aumentar la esperanza de vida saludable y la calidad de vida».
Para garantizar el envejecimiento activo, en la 69 Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2016, se trazaron unos objetivos encaminados a animar a las personas mayores a mantenerse activas, ser independientes y a buscar mecanismos para estar integrados a la sociedad.
Así mismo, durante esa reunión se hizo un llamado a la educación superior para que fuera determinante a la hora de «proporcionar oportunidades de participación social y desempeño de funciones sociales significativas, combatiendo así los procesos que marginan y aíslan a las personas mayores».
Educación permanente
Diferentes estudios han demostrado que la vinculación de las personas mayores a las universidades es beneficioso para su calidad de vida. Además de adquirir conocimientos, se desarrolla tejido social a la hora de interactuar con diferentes generaciones.
La OMS también señala que, mediante la formación superior, se estimula la participación social de las personas mayores, lo que los lleva inscribirse en voluntariados, promover el compromiso cívico y vincularse con causas sociales de su comunidad.
España, un ejemplo de 30 años
Según señala el portal The Conversation, España ha sido un claro ejemplo de esta práctica. Desde hace 30 años los procesos de formación fueron adaptados para dar una educación de calidad a esta población y se crearon los Programas Universitarios para Mayores (PUM).
Para el último año se inscribieron 63.146 estudiantes mayores, cifra que certifica la importancia de esta iniciativa para el envejecimiento activo, más si se considera que muchos de los matriculados no pudieron acceder a la oferta educativa durante su juventud.
«Es innegable que los PUM han contribuido, a lo largo de estos casi 30 años, al empoderamiento de los mayores, y han ayudado a cumplir los deseos de formación universitaria de personas que, en su juventud, no pudieron satisfacerse por motivos sociales, culturales o económicos», señala The Conversation.