Durante la implementación de uno de sus proyectos en Tumaco (Nariño), la Fundación Luker identificó un asunto que llamó su atención: los jóvenes de este municipio presentaban niveles más bajos de resiliencia en comparación con otros grupos de edad. Según indagaciones de la Fundación, este hecho era causado por las situaciones de violencia y por el conflicto armado que habían vivido, a esto se sumaba que los jóvenes tenían dificultad para platearse un proyecto de vida una vez finalizaban el bachillerato.
Algunos veían como única opción emprender, pero no era lo que deseaban hacer o sentían que no tenían la habilidad para hacerlo. Estos hechos, llevaron a la Fundación a centrase en esta población y a brindar alternativas de solución. Es así que comenzó a implementar el proyecto ‘Generación R, ¡jóvenes con campo!’, una apuesta por el fortalecimiento de los proyectos de vida. Esta iniciativa no solo busca acompañar a los jóvenes de Tumaco, sino que también se desarrolla en otros tres municipios del país: Villanueva (La Guajira), Gigante (Huila) y Necoclí (Antioquia).
“Este es un proyecto que busca habilitar oportunidades para jóvenes en estos cuatro municipios. Buscamos que esas oportunidades sean principalmente en tres áreas: formación y educación, generación de ingresos y participación y liderazgo. Además de ello, generamos alianzas que nos permitan sostener las diferentes estrategias a nivel territorial y nacional y aumentar el impacto”, explica Diana Angulo, coordinadora socioeducativa del proyecto.
Para apoyar este proyecto en Tumaco, la Fundación Saldarriaga Concha está trasfiriendo a la Fundación Luker el conocimiento y las experiencias de dos de sus programas: Conmigo, Contigo, Con Todo (3C) y el Booster de Salud Mental para Jóvenes. Una gestión determinante que realiza desde febrero. El objetivo es bridar a los adolescentes, jóvenes y profesores herramientas sociales y emocionales sólidas que les ayuden a crear su proyecto de vida. “Los jóvenes nos decían que se sentían demasiado solos a la hora de generar el tránsito hacía la adultez. Que se sentían desorientados, por esto es muy importante esta labor”, indica Nazly Villarraga, miembro del equipo de Bienestar Físico y Socioemocional de la Fundación Saldarriaga Concha.
La transferencia
El proceso de trasferencia consiste en que la organización aliada, en este caso, Fundación Luker elige a un grupo de personas que se desempeñará como profesionales formadores; la Fundación Saldarriaga Concha se encarga de formar a esos formadores para que manejen la estrategia y la puedan replicar y poner en práctica desde su labor diaria.
“Los procesos de transferencia se inician con una alianza. Entregamos una capacidad técnica: un modelo con contenidos relacionados con la temática, la metodología, la pedagogía, e incluso una batería de herramientas de medición que permiten evaluar el impacto de la implementación en las comunidades replicadoras de la estrategia”, explica Jenny Paola Hoyos, miembro del equipo de Bienestar Físico y Socioemocional de la Fundación Saldarriaga Concha.
Dos programas con impacto social
3C es un programa que ayuda a promover destrezas de resiliencia y compasión por medio de talleres que permiten acercarse a la resiliencia, la compasión, la empatía, la prosocialidad y da actividades prácticas para su implementación. En Tumaco se están formando 15 profesionales de diferentes áreas y líderes de la región, quienes después replicarán la experiencia en la comunidad.
La psicóloga Diana Carola Alaba Castillo es una de las profesionales. Actualmente, está desarrollando un proyecto enfocado en la prevención del consumo de sustancias psicoactivas en jóvenes, y otro orientado a la atención de víctimas de violencia de género. Para ella, haber participado en la transferencia de conocimientos ha sido clave para formular estos proyectos con mayor propósito y sentido.

La psicóloga Diana Carola Alaba Castillo es una de las profesionales. Actualmente, está desarrollando un proyecto enfocado en la prevención del consumo de sustancias psicoactivas en jóvenes, y otro orientado a la atención de víctimas de violencia de género. Para ella, haber participado en la transferencia de conocimientos ha sido clave para formular estos proyectos con mayor propósito y sentido.
“La formación que he recibido en 3C ha sido muy importante porque me ha ayudado a entender mucho mejor la psicología del ser humano y tener claves para mis proyectos porque no se trata de formular proyectos por formularlos, sino de identificar las necesidades de cada persona”, dice.
Salud mental comunitaria

En cuanto al Booster en Salud Mental está dirigido a personas entre 18 y 29 años con el fin de brindarles herramientas para favorecer su salud mental. Están fundamentadas en la promoción y prevención de la salud, con un enfoque específico en la salud mental de las personas en comunidad.
Farid Camilo Martínez, estudiante de noveno grado del Colegio Francisco José de Caldas, es una de las personas que actualmente hace parte del Booster, una estrategia que ha marcado positivamente su proceso formativo.
“Conocí esta iniciativa gracias a una invitación de la Fundación Luker en el colegio. Al principio visitamos una finca, donde nos enseñaron todo el proceso del cacao. Luego fue que conocí el Booster”, cuenta.
Estrategias que van más allá de lo individual
Durante su participación en el programa, Farid ha recibido habilidades socioemocionales para fortalecer su autoconocimiento. Ha aprendido a identificar aspectos positivos de sí mismo y a reconocer sus cualidades, lo que ha sido fundamental para empezar a construir con claridad su proyecto de vida.
“El enfoque que manejamos es comunitario, lo que significa que estas estrategias trascienden lo individual. En este contexto, entendemos la salud mental como la capacidad de alcanzar estados de bienestar que no dependen únicamente de factores personales. La salud, en realidad, está profundamente influenciada por el entorno, las relaciones y las condiciones económicas, sociales y ambientales que rodean a las personas”, dice Jennifer Clavijo Marín, del equipo de Bienestar Físico y Socioemocional de la Fundación Saldarriaga Concha.
Es decir, los dos programas están diseñados para fortalecer habilidades y capacidades tanto a nivel individual como colectivo. De hecho, uno de sus principales objetivos es implementar un modelo de formación en resiliencia y compasión.
Al igual que esta transferencia con la Fundación Luker, la Fundación Saldarriaga Concha está llevando a cabo cerca de 25 procesos similares con otras organizaciones aliadas en diferentes regiones del país, mejorando la resiliencia a más de 25.000 personas.